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COMPRAS Y ARTESANÍA
La artesanía tiene gran importancia en Córdoba. Prueba de ello es el título concedido al casco histórico de Córdoba en julio de 2014 como Zona de Interés Artesanal (ZIA) por la Junta de Andalucía.
Así, en el casco histórico de Córdoba concurren talleres de cerámica, de elaboración de objetos de cartón piedra y similares, luthería, cordobanes, platería califal, estampaciones textiles, marroquinería, cerámica califal, bisutería e imaginería.
EL CUERO
El cuero es la materia prima de los Cordobanes y los guadamecíes, cueros repujados, modelados y policromados con diseños clásicos y actuales. En la actualidad, sólo algunos talleres familiares conservan esta gran tradición.
LA ORFEBRERIA
El trabajo en oro y plata son uno de los principales recursos económicos de la ciudad. Destacan la filigrana cordobesa, que consiste en soldar hilos de oro o plata a una estructura metálica conformando una figura.
LA JOYERIA
Una gran cantidad de joyerías exhiben en sus escaparates piezas de diseños exclusivos, clásicos y vanguardistas. El diseño de piezas de oro y la plata son internacionalmente conocidos, siendo Córdoba uno de los principales centros de producción.
LA CERÁMICA
De gran tradición en toda la zona sur de la provincia y elaborados con arcillas de gran calidad, tras ser horneados, son decorados con diseños y motivos alegóricos a la Córdoba musulmana.
LA GASTRONOMÍA CORDOBESA
La gastronomía cordobesa constituye por sí misma uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad. El recetario cordobés está impregnado de la esencia de las distintas civilizaciones que han pasado por estas tierras y han sabido sacar el mejor partido a los productos de la sierra y de la campiña. Córdoba goza de gran prestigio gastronómico gracias a la amplia oferta y calidad que ofrecen las tabernas y restaurantes en base a la dieta mediterránea, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde 2013.
El aceite de oliva es seña de identidad de la cocina cordobesa e ingrediente fundamental en la mayoría de sus platos. Introducido por los romanos, el uso del aceite mezclado con pan, agua y vinagre fue la versión primitiva del salmorejo anterior a la conquista de América. El añadido de tomate en el siglo XVIII, cuando se popularizó el tomate en España, convirtió al salmorejo en el abanderado del recetario cordobés. Se trata de una crema fría a base de tomate, aceite de oliva, ajo y pan. El maridaje de sabores dulce y salado es una herencia andalusí que sobrevive en la popular ensalada de naranja y bacalao. Esta influencia se aprecia, además, en el empleo de hortalizas como alcachofas y berenjenas, empleadas de mil y una formas en la cocina cordobesa, como las famosas berenjenas con miel o las alcachofas a la montillana. En el capítulo de carnes destaca el rabo de toro, otro de los platos más característicos de la cocina cordobesa, cuyo origen se relaciona con la rica historia taurina de la ciudad. Sin olvidar el imprescindible flamenquín, un filete de cerdo enrollado y relleno de jamón serrano, rebozado y frito. Es también típico de Córdoba el cordero a la miel, receta mozárabe rescatada hace años por algunos restaurantes de la ciudad, así como los platos de caza, con protagonistas como el venado, el jabalí, la perdiz o el conejo de campo. En los postres perviven en el recetario popular exquisiteces del pasado andalusí como los alfajores, con miel y almendras; Los dulces elaborados con masa frita en aceite de oliva, como los pestiños; O el pastel cordobés, de herencia judía, a base de hojaldre y cabello de ángel, que suele acompañarse con una copa de vino dulce Pedro Ximénez.
Todos estos platos se nutren de los magníficos productos de la provincia de Córdoba, amparados por siete denominaciones de origen. Cuatro denominaciones de origen protegen la excelente calidad del aceite de oliva elaborado en Córdoba, segundo productor mundial sólo por detrás de Jaén: La DOP Baena, la DOP Priego de Córdoba, la DOP Lucena y la DOP Montoro-Adamuz. Los famosos jamones ibéricos producidos en el norte de la provincia de Córdoba se obtienen a partir de cerdos criados en el campo con bellota y están protegidos por la DOP Los Pedroches. Y, para beber, los vinos de la DOP Montilla-Moriles ofrecen una amplia gama de vinos que se puede degustar en las tabernas de la ciudad: Vino joven, vino blanco con o sin envejecimiento, vinos generosos (fino, amontillado, oloroso y palo cortado), vinos de licor dulce (Pedro Ximénez y moscatel) y vinos generosos de licor (vino generoso licor, vino pale cream y vino cream). Los vinagres elaborados a partir estos vinos también se encuentran protegidos, en este caso por la DOP Vinagre de Montilla-Moriles.
PRODUCTOS TÍPICOS
Por sus características geográficas, la cocina cordobesa se nutre tanto de productos de la Sierra como de la Campiña. De la Sierra llegan los derivados de la caza mayor y menor y de la ganadería. De la Campiña y del Valle del Guadalquivir provienen el aceite de oliva, las verduras y el vino Montilla-Moriles, elementos fundamentales en la cocina local. También llega a Córdoba pescado fresco del Mediterráneo y del Atlántico, que satisface la conocida predilección del cordobés por el pescado frito.
EL ACEITE DE OLIVA
En el sureste de la provincia, entre la Campiña y la Sierra Subbética, se produce el aceite de oliva de las Denominaciones de Origen Baena, cuyo aceite virgen es famoso por su frescura y su aroma frutado, y Priego de Córdoba, donde se elabora un aceite dorado, de sabor dulce y denso. Al sur de la provincia, la D.O.P. Aceite de Lucena, ofrece aceites con amargor y picor muy compensados y con un toque almendrado proveniente de la variedad Hojiblanca. Y al norte del río Guadalquivir, en la Sierra Morena cordobesa, se encuentran los aceites de la D.O. Montoro-Adamuz, característicos por su alto nivel de polifenoles, que confieren a su aceite un peculiar sabor amargo y picante.
Todas las denominaciones dan título a dos comarcas aceiteras cuyas producciones están actualmente amparadas y protegidas, y consideradas como productoras de unos de los mejores aceites del mundo. En todos los casos se trata de aceite de oliva "Virgen Extra" (categoría máxima), lo que significa que después de su maduración en bodega no pasa de 0,4 º de acidez (porcentaje de ácido oleico) en los aceites de tipo A y de 1º en los de tipo B.
El aceite de oliva es ingrediente fundamental en la mayoría de los platos típicos cordobeses.
LOS VINOS Y LICORES
Al sur de la provincia de Córdoba, en la Campiña, surgen los prestigiosos vinos de la D.O. Montilla-Moriles. Los distintos tipos son el Fino, el Amontillado, el Oloroso, el Cream, el Pedro Ximénez, el Blanco Joven y los ecológicos, siendo la variedad predominante el blanco Pedro Ximénez que ocupa más del 80% de la superficie dedicada al cultivo de la vid. Estos vinos son criados en botas o toneles de roble americano, mediante el sistema de criaderas o soleras y bajo el llamado "velo de flor", una densa capa de levadura que flota en la superficie de la bota y que es la que le da este toque propio de los vinos Montilla-Moriles.
Entre los licores destacan especialmente los anisados, dulces o secos de Rute, pueblo de la Subbética cordobesa que se ha dedicado a la destilación de este licor desde el siglo XVII.
LOS VINAGRES
La reputación del vinagre de Montilla-Moriles se remonta a los orígenes de elaboración del vino en la zona, en la que desde entonces se realiza la transformación del vino en vinagre a través del proceso de acetificación. El envejecimiento en los vinagres de la D.O.P. Vinagre de Montilla-Moriles consta de un proceso de oxidación en botas de madera de roble. La crianza se lleva a cabo por el sistema estático tradicional de añadas o por el sistema dinámico tradicional de criaderas y solera, similar al empleado en los vinos de la D.O.P. Montilla-Moriles.
CARNES Y EMBUTIDOS
El norte de la provincia, concretamente la zona conocida como Valle de los Pedroches, proporciona a la gastronomía local excelente ganado vacuno, cordero de gran calidad y cerdos, criados en el campo con dieta de bellota, de los que se obtiene un jamón de excelente calidad.
Aparte de los embutidos como el jamón que cuenta con la D.O.P. Los Pedroches, el chorizo o la morcilla, con estas carnes se elaboran platos típicos como el rabo de toro, el flamenquín o el cochifrito. En Córdoba también abundan los cotos de caza mayor y menor, por lo que en las tabernas, bares y restaurantes locales es posible encontrar carnes poco habituales como la de venado, jabalí, muflón, corzo, conejo, perdiz u otras.
Puede encontrar una lista de de los mejores restaurantes de Córdoba aquí